Cuando se decide incluir un nuevo miembro canino en la familia, una de las dudas que suele surgir es en torno a cual es la mejor edad para traerlo, así como su raza.
Si se decide traer un cachorro, se deben tener en cuenta unas pautas, ya que todavía existe la creencia de que para poder traerlo a nuestra casa es suficiente con que sea capaz de comer pienso, algo que puede ocurrir con tan solo cuatro semanas de edad. Es muy probable que despierte nuestra ternura y queramos llevárnoslo a casa. Además se suele pensar que de este modo es más sencillo establecer el vínculo. Pero separar a un cachorro demasiado pronto de su madre puede derivar en problemas de comportamiento cuando sea un perro adulto.

A partir del día 21 desde el nacimiento empieza lo que se conoce como periodo de socialización del cachorro y durará hasta aproximadamente los tres meses de edad. Durante este periodo adquiere el autocontrol necesario para su desarrollo y los patrones sociales se instauran, entre otros, a través del juego con sus hermanos y con la mediación de la madre . De esta manera va aprendiendo a inhibir su mordisco, tener autocontrol durante el juego y relacionarse de forma adecuada con otros perros. Por lo tanto, si el cachorro es privado de estas experiencias puede convertirse en un perro adulto no equilibrado, que haga daño durante el juego y al que le va a costar canalizar adecuadamente su energía, lo que dificultará la convivencia con él.
“EVITEMOS LOS TRAUMAS EMOCIONALES”
Se considera que entre la 8ª y 10ª semana de vida, los hechos emocionales traumáticos, como la separación de la madre y los hermanos, pueden provocar cambios duraderos en los sistemas de mediación del estrés en el cerebro por CRF (factor de liberación de la corticotropina). Esto daría lugar a miedos que persisten a lo largo del tiempo. Estos miedos pueden dar como resultado perros que en edad adulta muestren una respuesta excesiva ante situaciones que desencadenan estrés. Por consiguiente, tendrán una mayor predisposición a padecer problemas de comportamiento relacionados con el miedo, la inseguridad y la ansiedad.
¡Cuidado con el exceso de apego!
Es cierto que con un cachorro de menos de tres meses es muy fácil establecer un vínculo, ya que se encuentra en un momento en el que la presencia de una figura materna es fundamental para su desarrollo.
Muchas veces toma al humano que le cuida como sustituto de su madre. Este apego le permite terminar su desarrollo, pero solo es efectivo si se fomenta también un desapego después. Si este desapego posterior no se da, o no se hace de la manera correcta, puede producir como consecuencia la aparición de un hiper-apego que fomenta el desarrollo de síndromes de tipo ansioso.
Siempre que sea posible, el cachorro debe permanecer con su madre y la camada hasta al menos los dos meses y medio de edad
Todo esto no quiere decir que si la separación se produce antes de este tiempo, vayan a producirse los problemas mencionados inevitablemente, pero hay más probabilidades.
Podemos minimizar el riesgo de que desarrolle este tipo de conductas realizando una buena socialización, trabajando un desapego adecuado a partir de los tres meses y favoreciendo que la llegada al hogar sea lo menos traumática posible, para esto suele ayudar que el perro conozca a la nueva familia antes del traslado.
Sabemos que no siempre es posible respetar estos tiempos de permanencia junto a la madre y el resto de la camada, sobre todo en situaciones que no se encuentren en condiciones adecuadas y sea necesario sacar a los animales de una situación desfavorable o ambientes empobrecidos.
Sabiendo todo esto debemos tener en cuenta que los primeros días de la llegada del cachorro lo ideal es que dispongamos de la mayoría de tiempo para estar con él. Nunca debe estar solo más de 4 horas. A partir del tercer mes de edad debemos ir prolongando las ausencias en cantidad y en tiempo, para realizar el correcto desapego, pero hay que hacerlo poco a poco, de manera gradual para que se vaya acostumbrando.
Cuando el cachorro llega a casa, normalmente no tiene todas las vacunas puestas, y por eso no debemos dejar que pise el suelo de la calle. Pero debemos intentar, en la medida de lo posible, que el perro salga aun que sea en brazos y durante periodos muy cortos de tiempo. Debido a que todavía está en proceso de socialización, es importante que se familiarice todo lo posible con el mundo que le va a rodear durante el resto de su vida, ruidos, olores, otros perros, niños, etc…
Cuando trabajamos desde cachorros su adaptabilidad, le estamos dando las máximas oportunidades de convertirse en un perro adulto equilibrado.
Respecto a como trabajar el comportamiento, debemos ser coherentes y pacientes. Entendiendo que la base principal es la constancia.
Ignoraremos las conductas indeseadas y fomentaremos las que deseamos que se repitan, dándole un premio, que pueden ser golosinas para cachorros, una caricia o un juego, por ejemplo. Nunca se debe ejercer el castigo físico con ningún perro, ya que estos no lo entienden , sobre todo cuando el animal ha mordido unas zapatillas o se ha orinado en el salón hace una hora. No tienen la misma capacidad lógica que nosotros. Lo único que podemos conseguir de esta forma es que responda de manera que no deseamos y deterioramos el vínculo que estamos forjando con él.
Si vemos que está realizando una acción inadecuada lo mejor es redirigir su atención hacia una acción que si consideramos adecuada. Por ejemplo si está mordiendo algo que no debe, intentaremos llamar su atención con el mordedor, y que redireccione su atención hacia él.
Será muy importante en estos primeros meses jugar con él. Ofrecerle distintos tipos de juguetes para perros , e ir alternándolos y variándolos con el tiempo, para que sigan despertando su curiosidad. De esta forma conseguiremos que dirija sus juegos hacia los objetos adecuados para ello, y no se aburra y busque entretenimiento con algún objeto de la casa. Debemos señalar que los juguetes deben ser de calidad, por la seguridad del animal.
Lo necesario para el primer día
Para la recogida del cachorro necesitaremos un transportin, que sea rígido y acorde a las medidas del perro. Con él le podremos transportar fácilmente en el coche, siendo el mejor lugar en los pies de los asientos traseros. El perro nunca debe ir suelto en el vehículo. Igual que nosotros llevamos cinturones por nuestra seguridad, lo mismo ocurre en el caso de los animales con el transportin. Es cierto que existen cinturones de seguridad para perros y otro tipo de accesorios, pero es desaconsejable usarlo en el primer viaje con nuestro cachorro, ya que se puede sentir estresado por el ambiente desconocido. Además, el transportin lo necesitaremos para poder trasladarle en las visitas al veterinario.
Cuando llegue a su nuevo hogar, debería disponer de un bebedero con agua y un comedero con pienso de calidad específico para cachorros.

Los primeros días podemos dejar el comedero lleno a disposición del perro. Son los primeros días y puede encontrarse estresado, por lo que todo lo que le facilitemos las cosas para sentirse más cómodo y seguro hará que se adapte mejor y más rápidamente. Pasados unos días de adaptación, racionaremos el alimento en tres o cuatro tomas, para evitar que coma demasiado y desarrolle sobrepeso.
No debemos olvidar una cama o colchoneta para que pueda descansar. Existe una amplia variedad de diseños y tejidos. Debería ser un lugar cómodo para él, ya que va a ser donde va a descansar todos los días.
Para los primeros días estas son las cosas básicas que necesita el cachorro. En poco tiempo tendremos que adquirir también una correa, y un arnés o collar para empezar con los paseos.
El tema del control de las deposiciones será un tema que se debe olvidar los primeros días de la llegada del cachorro a la casa. Ya que aún es joven, acaba de pasar el trauma de la separación con su madre y hermanos, y se está adaptando a nosotros y a un nuevo hogar, por lo que lo mejor será aprovechar ese tiempo a estar y jugar con él ,facilitando de esta manera su adaptación. Para este periodo debemos tener paciencia y limpiar todas las deposiciones y orinas que deje en casa. Usaremos una fregona exclusivamente para las eliminaciones del perro, ya que no queremos dejar rastro en otros lugares de la casa. Lo limpiaremos usando algún desinfectante. Evitando el uso de amoniaco o lejía, ya que pueden incitar al cachorro a volver a orinar ahí.